Los productos de origen marino pueden contener anisakis y virus como el de la hepatitis A

Más allá de una forma de alimentación, el crudivorismo es una filosofía de vida, que contempla una vida natural en cuanto a entorno o actividades, y también una dieta con alimentos sin procesar, de origen orgánico, que se acerca todo lo posible a lo que desde ese punto de vista se considera un estilo de vida natural y primigenio.

Para los crudívoros, el fuego, como herramienta de cocinado está descartado, ya que desnaturaliza la esencia original del alimento. Esta alimentación conlleva unos riesgos sanitarios que deberán compensarse, en la medida de lo posible, con unas estrictas precauciones en seguridad alimentaria.

Los pescados y algunos mariscos, como cefalópodos, pueden tener larvas de anisakis que, en el caso de consumirse crudas, podrían ocasionar problemas de salud. Los tratamientos térmicos son el método tradicional de inactivación de las larvas de anisakis, que no soportan más de unos segundos a temperaturas por encima de 60ºC. Para que esta temperatura alcance a las larvas, sobre todo en piezas grandes de pescado, se recomienda mantenerla durante alrededor de 10 minutos. De lo contrario, la congelación previa a 20 grados bajo cero durante 24-48 horas, o más en congeladores de baja potencia, es el procedimiento más eficaz para inactivar al parásito.

Los alimentos de origen marino también pueden contener microorganismos, como vibrios (V. parahemolítico), o virus, como el de la hepatitis A, todos inactivados por el calor del cocinado, aunque en el caso de consumirse crudos pueden originar enfermedades. Los moluscos bivalvos (ostras, mejillones, almejas...) son organismos filtradores de grandes cantidades de agua que concentran microorganismos, por lo que resulta indispensable un proceso de depuración previo a su venta y consumo, incluso en el caso de su ingestión tras un proceso de cocinado.

Un origen de confianza es el cumplimiento de los productos con toda su rotulación - en la mayoría de los casos - garantía suficiente para un consumo sin consecuencias negativas para la salud.