En los últimos años, los avances en el control higiénico sanitario de los alimentos han sido clave para garantizar la seguridad alimentaria y prevenir enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).
Estos avances se han centrado en mejorar las prácticas de manipulación, transporte, almacenamiento y preparación de los productos alimenticios.
Uno de los principales logros ha sido la implementación de tecnologías innovadoras, como sistemas de monitoreo en tiempo real de temperatura y humedad en la cadena de frío, lo que reduce el riesgo de contaminación bacteriana. Además, el uso de sistemas de trazabilidad digital permite seguir el recorrido de los alimentos desde su origen hasta el consumidor, asegurando su calidad y seguridad.
Por otro lado, la capacitación continua del personal encargado de la manipulación de alimentos ha mejorado significativamente. La educación en buenas prácticas de higiene, el lavado adecuado de manos y la utilización de equipos de protección han sido fundamentales para minimizar los riesgos sanitarios.
Finalmente, la creciente conciencia sobre la importancia de los estándares internacionales, como los establecidos por la HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control), ha impulsado a muchas industrias a adoptar medidas más rigurosas de control sanitario, consolidando un ambiente más seguro para los consumidores.