Las legumbres, tubérculos, y muchas verduras, liberan de su interior almidón cuando las hervimos en la preparación de guisos, sopas, caldos, formando una capa de espuma en la superficie de cocción.
Se recomienda siempre retirar dicha espuma, para evitar trastornos digestivos ya que muchas veces, en los cultivos, se abusa de los pesticidas y herbicidas. El almidón que se desprende en forma de espuma, retiene en su interior muchos de estos químicos, por lo tanto al retirar la espuma conseguimos elaborar un plato mucho más saludable.
Lo mismo ocurre cuando cocinamos carnes con este método. Al calentarse el agua, la grasa de la carne y el pescado se derrite y sube a la superficie, arrastrando y envolviendo a su paso las proteínas insolubles - que al calentarse se desnaturalizan y coagulan- formando una capa de espuma superficial.
Si bien es cierto que al retirar la espuma, también podemos eliminar nutrientes, tales como, sales minerales, vitaminas y las proteínas mencionadas anteriormente, al poner en la balanza siempre será más saludable no consumirla.