La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha dictaminado que no existen pruebas actualmente de que los alimentos planteen un riesgo para la salud pública en relación con el COVID-19.
Hasta la fecha no se ha notificado transmisión alguna de COVID-19 a través del consumo de alimentos y las experiencias de anteriores brotes de coronavirus afines, como el coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) o el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), indican que no se produjo transmisión a través del consumo de alimentos.
Los coronavirus necesitan un hospedador (animal o humano) para crecer y no se desarrollan en los alimentos. El cocinado de los alimentos sería suficiente para matar los virus. Un tratamiento con calor que suponga al menos 30 minutos a 60ºC es efectivo en el caso del SARS.
Ya se ha mencionado que el COVID-19 no se transmite por alimentos, por tanto, la principal medida debe ir dirigida a evitar el contagio entre sí del personal manipulador. Se trata, por tanto, de medidas de prevención de riesgos laborales. En todo caso, el refuerzo de las medidas de higiene entre el personal manipulador presenta una oportunidad de mejora de las condiciones higiénicas de trabajo que conlleva mejoras en la Seguridad Alimentaria.
En todo caso, los operarios que manipulen alimentos deben lavarse las manos:
- antes de comenzar a trabajar
- antes de manipular alimentos cocinados o listos para comer
- después de manipular o preparar alimentos crudos
- después de manipular residuos
- después de las tareas de limpieza
- después de usar el baño
- después de sonarse la nariz, estornudar o toser
- después de comer, beber o fumar
- después de manejar cualquier elemento como dinero, tarjetas, móviles, etc.
- después de manipular utensilios, herramientas o elementos como balanzas, carros, cajas, embalajes, etc.